Las tres comidas principales del día (desayuno, almuerzo y cena) juegan un papel importante en la rutina diaria de consumidores y pacientes. La comida es un acto social: la gente se reune, se intercambian ideas y se hacen nuevas amistades. Con el fin de reducir o evitar el riesgo de desnutrición, especialmente en personas con problemas de masticación y deglución, es importante que las comidas adaptadas sean lo más auténticas posibles y su aspecto, color, olor, sabor y composición se acerque lo máximo posible al “original”. Esto conduce a un aumento en la calidad de vida de los afectados y a una mejora significativa de su estado general que, entre otras cosas, se percibe con un aumento en la cantidad de comida consumida.
A este respecto, los moldes de silicona para alimentos son una herramienta muy útil e importante. Con ellos se puede dar forma a los purés de manera que la comida vuelve a tener un aspecto visualmente atractivo y auténtico que también es reconocible para las personas con demencia.
Cada molde tiene múltiples usos. Por ejemplo el molde con forma de “judías verdes” también es adecuado para simular la forma de la lobarda troceada, macarrones, rodajas de cane, etc.
Los alimentos que no tienen molde asociado, pueden prepararse con moldes básicos como moldes para magdalenas o moldes para bizcochos (por ejemplo para simular la forma del pan) que se pueden adquirir facilmente.
